Fotografías

Estamos en la última semana de agosto, un mes popular porque gran parte de la población española aprovecha para tomarse unas vacaciones. El clima acompaña para pasar más tiempo en la calle y se toman recuerdos de los momentos vividos.

La composición de la imagen es la forma en que se encuadra y ubican los objetos comprendidos en una fotografía. De hecho, no sólo se aplica en las fotos, sino que en el mundo del diseño también está muy presente, estando relacionado con la manera que tiene nuestro cerebro de procesar las imágenes que vemos.

La historia de las cámaras fotográficas comienzó con la creación de una cámara hecha de madera y el 19 de agosto de 1839 se presentó la fotografía al mundo.
Hubo que esperar hasta 1685 para conseguir la primera cámara lo suficientemente pequeña como para considerarse portátil. Finalmente, el 4 de septiembre de 1888 se patentó la primera Kodak, abriendo el paso de la fotografía a los aficionados.
Hoy día contamos con grandes recursos y materiales para hacer fotos pero no todos los resultados son iguales así pues, me gustaría compartir unas reglas básicas a la hora de hacer fotografías para que las imágenes que guardemos también luzcan ordenadas en sí mismas.

Dentro de las reglas de composición fotográfica se encuentran los marcos naturales. La recomendación de su uso tiene sentido para alguien que va de viaje y tiene delante un árbol, una puerta, una casa, un puente o la parte de una persona. Hay que aprovechar ese marco y añadir un marco natural a la imagen.
La razón principal de utilizar marcos es enmarcar y aislar al sujeto más importante de la imagen forzando al espectador a dirigir la mirada hacia ese punto. Sirve para crear profundidad de un paisaje y en función del marco conseguido se pueden aportar distintos valores a la escena, ganar en perspectiva y en contexto, mejorando la estética de una imagen.

La simetría, por supuesto siempre resulta agradable a la vista. El objetivo es conseguir un equilibrio perfecto tomando como referencia el centro de la imagen y distribuyéndose el peso visual de forma igualitaria a lo largo de la imagen.

Sin embargo también, una de las más populares habiendo ya algunas cámaras que poseen esta función integrada, es la regla de los tercios. Se trata de descomponer el campo visual para ordenar objetos dentro de la imagen. Sirve para evitar esa tentación que existe siempre de situar al sujeto principal de una imagen justo en el centro de la toma, o el horizonte en el medio de la composición.
Esta regla divide una imagen en nueve partes, utilizando dos líneas imaginarias paralelas de forma horizontal y dos más de las mismas características de forma vertical.
El fin es situar los puntos de mayor interés de la fotografía en las intersecciones de las líneas. El cruce de estas líneas forma cuatro puntos fuertes que son ideales para situar los elementos clave de la fotografía y lograr una composición más equilibrada, recomendándose utilizar los puntos de intersección de estas líneas para distribuir los objetos de la escena.

Las sucesiones numéricas y lo regular conforman una regla. Sin embargo, la regla de los impares como su propio nombre indica, se basa en lo contrario y gusta de romper una sucesión. Nos aconseja incluir un número impar de elementos en nuestras tomas para conseguir crear placer visual.
Esta regla defiende que, a nivel visual, es más atractivo un número impar que uno que sea par, en especial el numero tres.
La agrupación de tres elementos como centro de interés suele funcionar a la perfección para captar la atención del espectador. Los ojos se suelen dirigir hacia un elemento central mientras que los otros funcionan como soporte compositivo. Según ésta, las imágenes que contienen un número impar de elementos dentro del cuadro son más dinámicas, convirtiéndose así en una de las pautas de composición que nos permite tomar fotografías más llamativas.

En fotografía existen infinitas opciones se trata sólo de estar atentos y ser creativos.